Si bien Nvidia se convirtió recientemente en la primera empresa del mundo en alcanzar una capitalización de mercado de 5 billones de dólares, lo que demuestra su dominio en el mercado de chips de IA en rápida expansión, un nuevo informe revela un contraste preocupante: la empresa va por detrás de sus pares a la hora de abordar el importante impacto medioambiental de la inteligencia artificial. Un estudio de Greenpeace titulado “Cambio en la oferta: seguimiento del progreso de la descarbonización de los gigantes de la IA” pinta un panorama sombrío de la lucha de la industria por conciliar su crecimiento explosivo con los objetivos de sostenibilidad.
El informe analiza los esfuerzos de descarbonización de las diez empresas líderes en inteligencia artificial, que abarcan tanto a gigantes tecnológicos establecidos como Amazon, Apple, Google, Microsoft y Meta como a pesos pesados de semiconductores como AMD, Broadcom, Intel, Nvidia y Qualcomm. Los hallazgos resaltan un fracaso generalizado a la hora de abordar las emisiones en sus complejas cadenas de suministro globales, responsables de más del 80% de la huella de carbono total de empresas como Nvidia, Qualcomm y Broadcom, y hasta el 98% de AMD para 2024.
Sorprendentemente, a pesar de sus logros innovadores en el procesamiento de IA, Nvidia ocupa el último lugar entre estos gigantes en lo que respecta a la descarbonización de la cadena de suministro. Greenpeace cita compromisos climáticos inadecuados, particularmente en lo que respecta a la cadena de suministro, transparencia insuficiente con respecto a las fuentes de emisiones y falta de acciones concretas para reducir la contaminación manufacturera en las fases iniciales como factores clave que contribuyen a este mal desempeño.
Broadcom sigue de cerca a Nvidia, mientras que Apple emerge como un líder relativo, logrando una calificación B en la clasificación de descarbonización de la cadena de suministro del informe. Microsoft y Google le siguen con calificaciones C- y D respectivamente, lo que demuestra que incluso los líderes de la industria tienen un importante margen de mejora. Las siete empresas restantes recibieron calificaciones reprobatorias (F).
Este patrón se repite en la descarbonización operativa, con cinco empresas obteniendo una calificación F. Nuevamente, Apple lidera el grupo con una A-, seguido de Google (B) y Microsoft (C). Si bien estas clasificaciones revelan distintos grados de compromiso con la responsabilidad ambiental dentro del sector de la IA, persiste una tendencia preocupante: la falta de transparencia con respecto al verdadero costo ambiental del desarrollo de la IA.
Nueve de cada diez empresas, incluidas Nvidia, Microsoft y Google, recibieron la calificación F más baja en transparencia de la cadena de suministro. Esto se atribuye principalmente a la información insuficiente sobre el consumo de electricidad y la adopción de energías renovables en sus amplias redes de proveedores.
El informe enfatiza las enormes demandas de energía inherentes a la fabricación de hardware de IA. Para 2030, el uso mundial de electricidad procedente de la producción de chips de IA podría aumentar 170 veces en comparación con los niveles de 2023, superando potencialmente todo el consumo de Irlanda en 2023. Este asombroso crecimiento subraya la urgencia de abordar este costo oculto del avance de la IA.
Además, salvo Apple, ninguna de las otras empresas se ha comprometido a hacer la transición a energía 100% renovable en sus operaciones y cadenas de suministro para 2030. El sector de diseño de chips es el que está más rezagado en la adopción de prácticas ecológicas: Nvidia no ha establecido ningún objetivo de energía renovable para su cadena de suministro, mientras que Qualcomm y Broadcom carecen de objetivos para sus propias operaciones o proveedores. Nvidia, Broadcom y AMD tampoco han hecho promesas con respecto a la neutralidad neta cero o de carbono en ningún aspecto de sus negocios.
Greenpeace pide a los gigantes de la IA que den prioridad a una transición energética 100% renovable en sus cadenas de suministro para 2030 y aumenten la transparencia en sus esfuerzos de descarbonización para evitar el lavado verde. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se hace eco de este llamado e insta a los gobiernos a incorporar consideraciones ambientales en las estrategias nacionales de IA, reconociendo que la falta de tales barreras plantea un riesgo significativo junto con otros peligros potenciales relacionados con la IA.
Dado que la IA está a punto de desempeñar un papel cada vez más central en nuestras vidas, es imperativo que su rápido crecimiento no se produzca a expensas de la salud planetaria. El informe sirve como una llamada de atención crucial tanto para los líderes de la industria como para los formuladores de políticas: el desarrollo sostenible de la IA debe ser no solo una aspiración sino un requisito fundamental para la innovación responsable.



















































