El personaje de televisión que desaparece: por qué los programas de hoy parecen olvidables

24

Durante años, la televisión nos regaló personajes icónicos (Carrie Bradshaw, Don Draper, Walter White), figuras que se filtraron en nuestra conciencia cultural. Hoy, algo se siente… mal. Los programas luchan por crear protagonistas que permanezcan en la mente mucho después de que aparecen los créditos. ¿Es esto una caída temporal o una señal de un cambio más profundo en la forma en que consumimos historias?

La era “media” de la televisión

El auge del streaming ha inundado el mercado con contenidos, pero la calidad no ha seguido el ritmo. Muchos espectáculos son perfectamente adecuados, pero pocos dejan una impresión duradera. No se trata sólo de cantidad; se trata de un cambio fundamental en la forma en que se hace y se ve la televisión.

El aumento de la visualización casual ha erosionado la inversión en el desarrollo de personajes. Los escritores se ven cada vez más presionados a ofrecer momentos virales en lugar de narraciones matizadas. Las redes admiten abiertamente que dan prioridad a la participación en la “segunda pantalla”, es decir, contenido diseñado para ser recortado, compartido y olvidado.

El cambio hacia la viralidad sobre la profundidad

La industria se está alejando de la creación de personajes que permanecen en la mente mucho después de que aparecen los créditos. Los escritores se ven cada vez más presionados a ofrecer momentos virales en lugar de narraciones matizadas. Las redes admiten abiertamente que dan prioridad a la participación en la “segunda pantalla”, es decir, contenido diseñado para ser recortado, compartido y olvidado.

Un ejemplo reciente, la serie de Hulu All’s Fair, dirigida por Kim Kardashian, personifica esta tendencia. El programa existe principalmente para hacer alarde de trajes de diseñador y ofrecer diálogos impactantes, diseñados para capturas de pantalla de TikTok en lugar de resonancia emocional.

Este énfasis en la viralidad ha atrofiado los arcos de los personajes, favoreciendo la gratificación instantánea sobre el compromiso a largo plazo. Incluso los programas con buenas intenciones sufren temporadas más cortas y horarios inconsistentes, lo que dificulta la construcción de conexiones emocionales sostenidas.

El ascenso de la gente real

Mientras los personajes de ficción se desvanecen, personas reales dominan la conversación cultural. Las estrellas de reality shows, personas influyentes e incluso figuras plagadas de escándalos llaman la atención de una manera que los personajes guionados rara vez lo hacen.

Programas como The Real Housewives y The Kardashians prosperan porque sus estrellas ofrecen contenido constantemente, tanto dentro como fuera de la pantalla. Sus relaciones parasociales con los espectadores se sustentan en años de cobertura sensacionalista y participación constante en las redes sociales.

Esta tendencia se extiende a la televisión con guión. Las cadenas eligen cada vez más personas influyentes y personalidades en línea, con la esperanza de capitalizar sus bases de fans existentes. Pero estos programas a menudo carecen de la profundidad y originalidad de los dramas tradicionales centrados en personajes.

El control de Internet sobre la atención

La competencia entre la televisión y las redes sociales ha creado una economía de atención fracturada. ¿Por qué invertir en un personaje ficticio cuando puedes seguir la vida de una persona real sin filtros en Instagram?

Los influencers y podcasters ofrecen contenido íntimo y constante, fomentando una sensación de conexión que los personajes del guión luchan por igualar. Su autenticidad, por muy fabricada que sea, parece más convincente que las historias cuidadosamente elaboradas.

Este cambio no se trata sólo de entretenimiento; se trata de control. Las personas reales pueden dar forma a sus narrativas, mientras que los personajes de ficción están sujetos a las decisiones de los escritores. En un mundo anhelante, gana la autenticidad.

¿Puede la televisión recuperar sus personajes?

El futuro de los personajes de televisión es incierto. La industria debe priorizar la profundidad sobre la viralidad, la coherencia sobre el espectáculo y la autenticidad sobre el drama fabricado.

Hasta entonces, el próximo Carrie Bradshaw o Don Draper sigue siendo difícil de alcanzar. La época dorada de los personajes de televisión puede haber terminado y ser reemplazada por una era de tendencias fugaces e historias desechables.

Es posible que los personajes más icónicos ya no provengan de la televisión. Serán las estrellas virales, las celebridades plagadas de escándalos y las personas reales que dominarán nuestra capacidad de atención. Y esa, quizás, sea la verdad más olvidable de todas.