El fundador de la Web explica por qué la IA podría ser un salvador, no un asesino

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Sir Tim Berners-Lee, el arquitecto de la World Wide Web, no tiene pelos en la lengua cuando se trata del estado de su creación. Ve tanto peligros como posibilidades girando en torno a la inteligencia artificial (IA), argumentando que si bien la trayectoria actual amenaza su visión de una Internet abierta y democrática, la IA también podría ofrecer un camino de regreso hacia ese ideal.

Esta tensión entre esperanza y advertencia anima las nuevas memorias de Berners-Lee, “This is For Everyone”, que narra la evolución de la web desde orígenes idealistas a un paisaje dominado por jardines amurallados y la extracción de datos. Recientemente se sentó con Nilay Patel de The Verge para analizar estas preocupaciones, reflexionando sobre cómo plataformas como TikTok y YouTube, aunque superficialmente conectadas a la web, en realidad operan en marcado contraste con sus principios iniciales de apertura y control del usuario.

La Web en retirada:

Si bien Berners-Lee reconoce que servicios como YouTube ponen a nuestro alcance grandes cantidades de contenido, expresa una profunda preocupación por sus elecciones de diseño, en particular su dependencia de algoritmos adictivos. Cita a TikTok como un excelente ejemplo: “Si estuviera en TikTok, probablemente terminaría navegando por ellos para siempre”. Sostiene que esto refleja una tendencia peligrosa: las plataformas priorizan la participación del usuario por encima de todo, incluso a expensas de la agencia y el bienestar individual.

Este cambio, sostiene Berners-Lee, socava lo que él llama soberanía digital: la capacidad de los individuos de publicar, consumir información y navegar por la web en sus propios términos. Si bien las plataformas pueden pregonar sus características empoderadoras, en última instancia ejercen un control inmenso sobre cómo interactuamos con los datos y entre nosotros. Él ve paralelismos entre esta dinámica y el dominio anterior de Microsoft en la guerra de los navegadores antes de que las preocupaciones antimonopolio obligaran a cierto grado de corrección del mercado.

Falta un consorcio web para la IA:

Entonces surge la pregunta: ¿se puede repetir esta historia para la IA? ¿Podemos establecer salvaguardias similares antes de que la tecnología se arraigue aún más? Berners-Lee, sin embargo, se muestra escéptico. A diferencia de la web inicial, donde empresas como Netscape y Microsoft finalmente acordaron un conjunto común de estándares bajo los auspicios del W3C, el panorama actual de la IA parece caracterizado por una competencia feroz y una falta de voluntad para aceptar restricciones externas.

“No veo que eso suceda”, admite con franqueza cuando se le pregunta si se podría crear un organismo internacional similar al CERN para la IA. Cita figuras como Marc Andreessen, un destacado capitalista de riesgo que defiende el desarrollo desenfrenado de la IA, como evidencia de que las fuerzas impulsoras detrás de esta tecnología se centran principalmente en las ganancias y la innovación, en lugar de la gobernanza colaborativa.

La esperanza parpadeante:

A pesar de sus reservas, Berners-Lee no es del todo pesimista. El propio título de sus memorias, “Esto es para todos”, habla de una creencia fundamental: el potencial original de la web no se ha extinguido por completo. Sugiere que, paradójicamente, la IA podría convertirse en una herramienta para reclamar ese ideal. Imagine, propone, un enfoque colaborativo de código abierto para desarrollar tecnologías de IA, impulsado por principios de transparencia, responsabilidad y control del usuario. Un esfuerzo así podría empoderar a los individuos en lugar de concentrar el poder en manos de los gigantes tecnológicos.

Esta visión depende de cambiar los incentivos y fomentar un nuevo espíritu web centrado en el beneficio colectivo por encima del crecimiento sin restricciones. Es una posibilidad remota, pero para Berners-Lee sigue siendo el camino más convincente a seguir: uno que utiliza las mismas tecnologías que amenazan con socavar la web para, en última instancia, restaurar su promesa original de un mundo en línea abierto, equitativo y empoderador.